San Antonio y el milagro de los sarmientos (estróf.)

Versión de Estremera, cantada por Isidra Camacho Horcajo, de 73 años de edad.
Recogida el día 8 de julio de 2000 por José Manuel Fraile Gil, Juan Manuel Calle Ontoso y Dolores Caloca Puente.

Publicada en:
Fraile Gil, José Manuel (2024), La tradición madrileña y San Antonio de Padua, Editorial Lamiñarra, pág. 126. Audio 6

A Vos, Cordero divino     que estás clavado en la cruz,
te pido perdón y auxilio     por vuestro nombre, Jesús.
Y yo, que de Antonio     suplicar quisiera
sus santos milagros     que en la tierra hiciera.
De toda clase de pestes     es abogado este santo,
también de cosas perdidas,     caídas y sobresaltos,
y de enfermedades     el mejor doctor,
llamándole siempre     nuestro defensor.
Cuando él por el mundo andaba,     y con su lengua divina,
a todo el que se encontraba     le explicaba su dotrina.
Llegó a una posada     a lo escurecido,
dio las buenas noches,     no le han respondido.
Ya que posada pidió,     y el amo le contestaba,
le preguntó que quién era.     —Yo soy Antonio de Padua.—
Y aquellos herejes     que en el fuego estaban
del santo se burlan     y le preguntaban:
—Si eres Antonio de Padua,     que resucita a los muertos,
hacer de reverdecer     en la lumbre los sarmientos.—
A cortos momentos     la lumbre no ardía,
y eran los sarmientos     que reverdecían.
Este es el primer milagro     que tú por el mundo hiciste,
hiciste brotar las uvas    y el vino a cenar les distes.
Uno de aquellos herejes     que del santo se burló
se fue en casa de un amigo     y el suceso le contó.
Contesta el amigo     con pecho tirano:
—Dile que esta noche     quiero convidarlo.—
Un insecto venenoso,     que sapo suelen llamar,
 a San Antonio glorioso     le convidan a cenar.
Se sentó en la mesa     y con fe divina
allí le explicaba     su sabia dotrina.
Pero viendo que aquel hombre     falsamente le convida,
la bendición le echó al plato     y el sapo se volvió anguila.
El santo cenaba,      y ellos, que le vieron,
al suelo cayeron     y se convirtieron
y perdón le pidieron.

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