Gozos a San Antonio (La Puebla de la Sierra)

Muestra de La Puebla de la Sierra (hasta 1941 Puebla de la Mujer Muerta), recitada por  Elena Nogal Bernal, de 67 años de edad.
Recogida el día 28 de julio de 1992 por José Manuel Fraile Gil, Juan Manuel Calle Ontoso, Álvaro Fernández Buendía y Salvador Alonso de Martín.

Publicada en:
Fraile Gil, José Manuel (2024), La tradición madrileña y San Antonio de Padua, Editorial Lamiñarra, pág. 138. Audio 9.

Si buscas milagros, mira,     muerte y horror desterrado,
miseria, demonio, ira,     deprosos y enfermos sanos;
el mar sosiega su ira,     recimes encarcelados,
miembros y bienes perdidos     recobran mozos y ancianos;
el peligro se retira,     los pobres van remediados;
cuéntenlo los socorridos,     digamos en los padudanos.
(Tres veces)
Gloria al Padre, gloria al Hijo,     gloria al Espíritu Santo,
unidad, Dios trino y uno,
por los siglos de los siglos     infinito y alabado.
San Antonio firme y devoto     y en santa contemplación,
ruega, bendito varón,    
a Dios por este devoto     por quien rezo esta oración.
Si tu intercesión me ampare     por donde quiera que fuere,
siempre que con voz me hallare,
ruego a mi Dios que me depare     todo aquello que perdiere.
Si enfermedades y pestes     libraste, glorioso santo,
de trabajos y dolencias    
ruega a Dios la su mosencia [sic]     que me libre del espanto.
Si contino supliquéis     al Señor del firmamento
                                         que me dé buen pensamiento,
y en todo tiempo apliquéis     para mi alma el intento.
El contento fuese tale,     pues en algo me ha faltado,
oh, San Antonio sagrado,
roguéis la ley celestial     que me sea deparado.
Si en cautiverio o prisión    
o encarcelado me viera,     ruega a Dios con devocione    
me otorgue lo que pidiera     y me dé la salvación.    
                    Si me vierais fatigado    
o en este mundo afligido,     serme mi firme abogado,    
San Antonio esclarecido.
Hacerme firme y costante     y en servir al Redentore,
    y que con vuestro fervor
meredga verme costante     antes Dios Nuestro Señor.
                          Por quien sois saco [sic] patrón    
y poderoso abogado,     de lustración blasón,
de Pauda firme varón,    
del cielo pilar sagrado,
y de la infernal cadena     y del escuadrón rabioso
libradme, Antonio glorioso.
Haz que mi alma esté llena     de gloria, gracia y reposo.
Libradme como librasteis,     beatísimo y Antonio,
de la muerte, y apartasteis     aquel falso testimonio.
Un sermón pedricó en Roma     en las lenguas portuguesas;
ciertas distintas naciones     todas le entienden la lengua.
Y pedricando el sermón     a su padre iban a ahorcare
por un falso testimonio     que le quieren levantare.
Fuese a librar a su padre     sin hacer falta al sermón,
el cuerpo se quedó en Roma     y el espíritu partió.
Luego la Justicia, luego,     al mismo juez preguntó:
—¿Por qué ahorcan a este hombre?     ¿qué delitos cometió?—
Y la Justicia contesta     con una respuesta alegre:
—A este hombre se le ahorca     por una vida que debe.
—Vamos donde está el difunto,     en la mesma sepoltura.
Él nos dirá la verdad     y nos saque de la duda.—
Fuímose para la iglesia     donde está el cuerpo enterrado,
y a la señal de la cruz     la losa se ha levantado.
Ya se levanta el difunto     y le dice San Antonio:
—Este hombre no se ha muerto,     que es un falso testimonio
que le quieren levantare,     y está inocente del hecho.—
Todos preguntan al santo     que diga quién le mató,
y San Antonio contesta:     —Eso no lo diré yo.—
Vuestra palabra divina     hizo a los peces del mare
que saliesen a escuchar
vuestro sermón y doctrina,
y pues fue tan pelegrina     y expuso muchos horrores.
Sois hoy en la tempestad     el amparo milagroso
  del arciendo riguroso,
agua de la claridad,
puerto de seguridad     del mar y de sus furores.
Sanáis mudos y tollidos,     paralíticos y eprosos,

esprutados furïosos,
resucitáis los sentidos,     sanáis de gota coral,
ciegos y aunados llamados,
consoláis desconsolados     y curáis de todo mal
cual médico celestial
a quien Dios hace favores.    
Porque sois divino ofredgo     de Jesús, flor de las flores.     
De tres días abogados [sic]     resucitasteis diez niños,
    a cual más bellos armiños,
a una corte arrebatados,
y aunque sus padres amados     lloraban por sus amores.

El que con santo celo     y fervorosa oración,
          el fruto de bendición
os pido por su consuelo
vos lo alcancéis del cielo     en otras cosas mayores.
Sois de Jesús tan amado     y que consoléis decís,
haciéndole fe que le améis
su profeta regalado,
su celador estimado,     la luz de sus confesores,
          cuando y quien estos favores.
Humilde y glorioso Antonio,     rogad por los pecadores.
Todas las cosas perdidas     que no se puedan hallar
y con devoción pedidas    
y a San Antonio ofrecidas,     que él las ha de encontrar.
Antonio, ruega a Jesús     que por su misericordia
y muerte que pasó en cruz,     os dé la paz y concordia.
Si vos gozáis en la luz,     que vos gocéis en la gloria
para siempre. Amén, Jesús.
Antonio glorioso y santo,     santo y bendito varón,
librar de testigos falsos     a quien rezó esta oración.

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