De la entrevista con Txato Pidal Velasco (1947-2024), realizada por David Mariezkurrena el día 1 de octubre de 2024, entresacamos algunos cortes. La conversación completa se puede leer en el libro «Txato Pidal. Una vida en auzolan».
1. Construyendo la Txantrea:
2. Detencion de su padre:
3. Los estudios:
4. Estancia en Madrid:
5. Trabajando en Imenasa:
6. UDC Txantrea y Peña Armonia:
7. Auzotegi y el primer Olentzero:
En breve subiremos más audios en homenaje y recuerdo a Txato Pidal.
Muestra de La Puebla de la Sierra (hasta 1941 Puebla de la Mujer Muerta), recitada por Elena Nogal Bernal, de 67 años de edad. Recogida el día 28 de julio de 1992 por José Manuel Fraile Gil, Juan Manuel Calle Ontoso, Álvaro Fernández Buendía y Salvador Alonso de Martín.
Publicada en: Fraile Gil, José Manuel (2024), La tradición madrileña y San Antonio de Padua, Editorial Lamiñarra, pág. 138. Audio 9.
Si buscas milagros, mira, muerte y horror desterrado, miseria, demonio, ira, deprosos y enfermos sanos; el mar sosiega su ira, recimes encarcelados, miembros y bienes perdidos recobran mozos y ancianos; el peligro se retira, los pobres van remediados; cuéntenlo los socorridos, digamos en los padudanos. (Tres veces) Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo, unidad, Dios trino y uno, por los siglos de los siglos infinito y alabado. San Antonio firme y devoto y en santa contemplación, ruega, bendito varón, a Dios por este devoto por quien rezo esta oración. Si tu intercesión me ampare por donde quiera que fuere, siempre que con voz me hallare, ruego a mi Dios que me depare todo aquello que perdiere. Si enfermedades y pestes libraste, glorioso santo, de trabajos y dolencias ruega a Dios la su mosencia [sic] que me libre del espanto. Si contino supliquéis al Señor del firmamento que me dé buen pensamiento, y en todo tiempo apliquéis para mi alma el intento. El contento fuese tale, pues en algo me ha faltado, oh, San Antonio sagrado, roguéis la ley celestial que me sea deparado. Si en cautiverio o prisión o encarcelado me viera, ruega a Dios con devocione me otorgue lo que pidiera y me dé la salvación. Si me vierais fatigado o en este mundo afligido, serme mi firme abogado, San Antonio esclarecido. Hacerme firme y costante y en servir al Redentore, y que con vuestro fervor meredga verme costante antes Dios Nuestro Señor. Por quien sois saco [sic] patrón y poderoso abogado, de lustración blasón, de Pauda firme varón, del cielo pilar sagrado, y de la infernal cadena y del escuadrón rabioso libradme, Antonio glorioso. Haz que mi alma esté llena de gloria, gracia y reposo. Libradme como librasteis, beatísimo y Antonio, de la muerte, y apartasteis aquel falso testimonio. Un sermón pedricó en Roma en las lenguas portuguesas; ciertas distintas naciones todas le entienden la lengua. Y pedricando el sermón a su padre iban a ahorcare por un falso testimonio que le quieren levantare. Fuese a librar a su padre sin hacer falta al sermón, el cuerpo se quedó en Roma y el espíritu partió. Luego la Justicia, luego, al mismo juez preguntó: —¿Por qué ahorcan a este hombre? ¿qué delitos cometió?— Y la Justicia contesta con una respuesta alegre: —A este hombre se le ahorca por una vida que debe. —Vamos donde está el difunto, en la mesma sepoltura. Él nos dirá la verdad y nos saque de la duda.— Fuímose para la iglesia donde está el cuerpo enterrado, y a la señal de la cruz la losa se ha levantado. Ya se levanta el difunto y le dice San Antonio: —Este hombre no se ha muerto, que es un falso testimonio que le quieren levantare, y está inocente del hecho.— Todos preguntan al santo que diga quién le mató, y San Antonio contesta: —Eso no lo diré yo.— Vuestra palabra divina hizo a los peces del mare que saliesen a escuchar vuestro sermón y doctrina, y pues fue tan pelegrina y expuso muchos horrores. Sois hoy en la tempestad el amparo milagroso del arciendo riguroso, agua de la claridad, puerto de seguridad del mar y de sus furores. Sanáis mudos y tollidos, paralíticos y eprosos, esprutados furïosos, resucitáis los sentidos, sanáis de gota coral, ciegos y aunados llamados, consoláis desconsolados y curáis de todo mal cual médico celestial a quien Dios hace favores. Porque sois divino ofredgo de Jesús, flor de las flores. De tres días abogados [sic] resucitasteis diez niños, a cual más bellos armiños, a una corte arrebatados, y aunque sus padres amados lloraban por sus amores. El que con santo celo y fervorosa oración, el fruto de bendición os pido por su consuelo vos lo alcancéis del cielo en otras cosas mayores. Sois de Jesús tan amado y que consoléis decís, haciéndole fe que le améis su profeta regalado, su celador estimado, la luz de sus confesores, cuando y quien estos favores. Humilde y glorioso Antonio, rogad por los pecadores. Todas las cosas perdidas que no se puedan hallar y con devoción pedidas y a San Antonio ofrecidas, que él las ha de encontrar. Antonio, ruega a Jesús que por su misericordia y muerte que pasó en cruz, os dé la paz y concordia. Si vos gozáis en la luz, que vos gocéis en la gloria para siempre. Amén, Jesús. Antonio glorioso y santo, santo y bendito varón, librar de testigos falsos a quien rezó esta oración.